Otra historia de amor para justificar esta montaña en el horizonte, que al atardecer, dibuja una hermosa silueta.  

Ahora  nos vamos a la época de los cartaginenses. Aunque esta historia, también contiene algún elemento de la tradición judeo-cristiana;

Hace varios milenios, ¿y porque no? Muchos milenios, existía un jardín, donde la vida era feliz. Pienso que hablan del jardín de edén antes de Adan y Eva, aunque vete tú a saber, que los Griegos y Cartaginenses tienen varios jardines de estos en sus historias.

Sigo; en este, dos de sus habitantes, eran la diosa Tanit, y un poderoso coloso, al que no le puedo poner nombre por falta de evidencias. Ambos se amaban hasta la locura. Tanto es así, que una serpiente enferma de celos por el amor que, igualmente sentía hacia él, le regaló a ella una flor de loto, que hizo que se le olvidara del amor que sentía por él

En el momento que notó que ya no le quería, cegado por la ira comenzó a buscar al maldito reptil que se fue a refugiar en el fondo del mar. Con sus gigantescas manos empezó a extraer inmensas porciones de tierra y rocas que, una de ellas viene a ser el Montgó.

Nacido del fondo del mar y fruto de un desamor, tenemos lo que a nuestros días es, una montaña llena de encanto y rincones para conocer.